Hace unos años cuando comencé en Corpórea yo no estaba habituada a ningún tipo de deporte. Acudí al centro porque padecía de dolores musculares, especialmente en el cuello y la espalda, debido a mi trabajo sedentario. Al principio, me costaba porque no tenía hábito pero poco a poco notaba que con la técnica empleada por los entrenadores iba mejorando y al finalizar cada entrenamiento la mejoría y el bienestar que sentía era inmediato, justo al terminar cada clase. Hoy día he comprobado que para mí es una necesidad y me he habituado, raramente me duele la espalda, estoy mejor alineada y ha mejorado mi silueta. Nunca me he lesionado porque los entrenadores están muy pendientes en todo momento ya que los grupos son muy reducidos. Hoy ya no podría dejar mi entrenamiento. Es una medicina para mí.